lunes, 8 de septiembre de 2014

Los retos de la Alfabetización: Cómo comprender lo que se lee cuando aún no se ha aprendido del todo a leer. Emilio Sánchez Miguel

El dominio del lenguaje escrito supone superar dos retos muy importantes que tienen además una naturaleza muy distinta:

*      Adquirir las habilidades que permiten pasar de la ortografía de las palabras a su fonología y significado. MECÁNICA LECTORA.

*      Llegar a utilizar esas habilidades para comunicarnos con los demás e interpretar (comprender) los textos creados por ellos.

En esta línea el autor personaliza ambos retos en dos personajes históricos.

San Ambrosio obispo de Milán a quien San Agustín de Hipona le atribuye la lectura “sólo con los ojos”. Cunado en le siglo IV no era normal y no se generalizó hasta el siglo XV. Hoy en día alguien incapaz






Filósofo cordobés, que a finales del siglo XII sirvió de puente intelectual a los estudiosos occidentales para enfrentarse a los textos, entonces prácticamente desconocidos y mal entendidos, de Aristóteles. Por su labor de interpretación recibió el sobrenombre admirativo de “El Comentador”. Esa misma capacidad para comentar textos que hablan de algo desconocido se le exige a cualquier alumno de secundaria.


Este artículo tiene dos objetivos:

*      Por una parte: subrayar de manera empírica el delicado ensamblaje de estas dos competencias para así hacer ve la importancia que tiene atender simultáneamente a la una y a la otra.

*      Una propuesta de Lectura Conjunta, que podría ser valida para trabajar la comprensión sin saber del todo leer.











El delicado ensamblaje entre reconocimiento de palabras y comprensión lectora.

Para ilustrar este punto el autor expone los resultados de una investigación en la que se trata de sopesar la influencia del reconocimiento de palabras en la comprensión lectora, controlando las demás variables.

El resultado de esta investigación mostró que el reconocimiento de palabras posee un peso muy significativo ene. Nivel de compresión alcanzado, una vez controlando las demás variables.

De otra manera: en igualdad de condiciones en el resto de las variables consideradas, aquellos alumnos que lean con mayor rapidez, podrán alcanzar una comprensión más profunda.

Aquí los autores nos recuerdan la complejidad de la adquisición de la competencia lectora, y que los alumnos y alumnas deben enfrentarse a textos sin dominar las competencias. Es por ello por lo que tendremos que ofrecer ayuda a los alumnos para enfrentarse a esos textos.

Para compensar el efecto del reconocimiento de palabras: cómo acercarse a Averrores sin ser aún San Ambrosio.

Los autores proponen un plan de lectura conjunta, sustentada en tres principios:

*      Es un proceso de actividad conjunta entre los alumnos y el profesor.

*      Tiene que ser un proceso de transferencia de control, no es un plan en el que hay que plantear todas las ayudas y siempre, sino que el objetivo es que los alumnos sean capaces de entender autónomamente, así que cuando no sean necesarias todas las ayudas que no se usen y que se vayan prescindiendo de ayudas cuando se vaya progresando.

*      Encarar juntos los problemas que vayan surgiendo en su transcurso.

Tipos de ayuda de lectura conjunta:

*      1ª ayuda: crear una meta específica que justifique y organice el proceso de comprensión y que surja de la contraposición de lo que el lector sabe y lo que el texto pueda aportarle.

*      2ª ayuda: proporcionar un esquema de interpretación que articule los distintos contenidos que admiten ser extraídos. Se hace hincapié en lo que el texto va a aportar para que los alumnos regulen su lectura.

*       3ª ayuda: desvela al lector los distintos temas que recorren y articulan linealmente el texto. (metaesquema, causa-consecuencia, comparación,…)

*      Consiste en clarificar al lector una parte de lo que el texto dice (macroporposicones) clarificar las ideas que resumen el tema o los temas del texto.

*      Ofrecer la oportunidad al lector de que clarifique o evalúe el grado el grado de comprensión alcanzada.

Para llegar a saber si tenemos que dejar de ayudar al alumno tendríamos que tener clara la respuesta a estas 2 preguntas:

1.      ¿qué indicará que este texto se ha comprendido?
2.      ¿cuántas ayudas hay que suministrar?

La respuesta a la primera pregunta podría ser: que el lector elaborara una representación mental.

Para responder a la segunda pregunta los autores han hecho un estudio empírico, ellos lo han hecho y han detectado, que dar la primera ayuda y la segunda no provocan diferencias significativas con no hacer nada y es a partir de la tercera ayuda cuando se detectan diferencias significativas.