miércoles, 24 de junio de 2015

UN CENTRO EDUCATIVO-TERAPEUTICO



UN CENTRO EDUCATIVO-TERAPEUTICO

Iñaki García Maza. Psicoterapetua del programa Bideratuz.
http://bilbaopsicoterapia.com/
Igor Ibarrondo Ulesi. Director del Centro Educativo San Mamés Ikastetxea.
http://www.grupopenascal.com/

En este artículo prentendemos exponer nuestra experiencia de construcción de un Centro Educativo Terapeútico, así como reflexiones que creemos válidas para otros Centros de Secundaria preocupados por el acompañamiento integral de su alumnado, en especial de aquel con problemas de regulacióndel comportamiento.

Ignasi Vila y XavierBesalú en su libro titulado “La buena educación: libertad e igualdad en la escuela del siglo XXI introducen la siguiente cita de Joaquim Franch:

“Las escuelas serán un lugar de encuentro: la función transmisora de la escuela cederá el paso a la integración de los aprendizajes. A la escuela no se irá solamente para aprender cosas, sino para descubrir la armonía de las cosas conocidas….La escuela deberá tener un papel importante en el equilibrio emocional de los individuos, regulando las condiciones que les aseguren un desarrollo personal armónico. Para ello deberá proporcionar ocasiones de maduración, la liberación de la palabra, la constucción de valores”

Es especialmente inspirador que un educador  en la década de los 70 sueñe en la escuela del 2000 como una escuela centrada en el desarrollo integral del alumno, atendiendo más a sus necesidades personales, que a lo que los dictámenes económicos financieros nos puedan decir que es necesario para los alumnos actuales, trabajadores futuros. También tenemos que decir que la organización actual de Educación Basada en Compentencias, marca un enfoque más integrador y señala en concreto algunas competencias tendente al desarrollo personal,.....Aunque desde este enfoque tenemos mucho que trabajar, sobre todo en las creencias y prácticas del profesorado.

Esta línea de trabajo, de desarrollo como persona, atención al bienestar mental del alumnado, control de las emociones negativas,…, se están haciendo bastantes experiencias con éxito demostrado, sobre todo en el desarrollo de la inteligencia emocional y trabajo con sentimientos.

La atención al desarrollo personal del alumnado se hace especialmente preocupante en el alumnado con “problemas para regular el comportamiento”[1] y en centros de enseñanza secundaria.
Por un lado, como comentaremos más adelante, tenemos un colectivo de alumnos con problemas de regulación del comportamientos, debido a diferentes causas en las que no entraremos en este momento, pero sobre los que sí podemos decir: “Partimos de un consenso entre los profesionales de las diferentes redes de atención (salud,educación, atención social) : los llamados trastornos de conducta (TC) o comportamientos,disociales representan uno de los fenómenos más presentes actualmente en la psicopatologia infanto juvenil”[2] y estos casos como dice este mismo autor tiene unas implicaciones que van más allá de las implicaciones clínicas y tienen serias repercusiones en los ámbitos sociales donde el adolescente se mueve.

Por otro lado nos preocupan estos muchachos y muchachas en una etapa de transición (como es el paso de la enseñanza primaria a la secundaria). Con lo problemáticas que son las transiciones, “fases, que pueden ser de mayor o menor duración, se caracteriza por la dificultad de incertidumbre que genera el cambio, la adaptación a nuevos contextos y la toma de decisiones”[3], especialmente para los alumnos que a su fragilidad de equilibrio personal, estos cambios pueden producir crisis emocionales.
Además no podemos olvidar que no es únicamente el alumno el que esta en una situación inestable, sino que la organización de la Enseñanza Secunadaria obligatoria también adolece de cierta inestailidad “una fuente continua de problemas provienen de la configuración contradictoria de la ESO (Educación Secundaria Obligatoria, 12-16 años), como etapa educativa por su condición híbrida, cuya doble configuración genera, al tiempo, una indefinición. Por una parte, como educación obligatoria, básica y común, se asemeja a la educación primaria. Por otra, como una etapa más de la educación secundaria, se identifica con los bachilleratos y la formación profesional. Esta contradicción se acentúa al asignar su impartición a profesores de Bachillerato o de formación profesional, cuya cultura profesional es propia de una enseñanza no obligatoria no comprensiva, cuando los maestros (como se ha mostrado en los casos que impartían en el Primer Ciclo) tenían una cultura profesional más cercana.”[4]

De esta forma tenemos unos centros de Educación Secundaria Obligatoria reflejo de la época que estamos viviendo, centrados en una propuesta de aprendizaje  y con una gran fragilidad de vínculo. Lo cual no favorece al alumnado que su principal interés no es el aprendizaje y con grandes dificultades de vinculación.

La experiencia que queremos  describir a continuación se sitúa en el Centro Educativo San Mamés Ikastetxea, dependiente del Departamento de Educación, Política lingüística y cultura del Gobierno Vasco y el Consorcio de Educación Compensatoria de Bizkaia  (entidad pública conformada por el Departamento de Educación y la Diputación Foral de Bizkaia. Este centro está gestionado por la Cooperativa Peñascal y lleva adelante los Programas Complementarios de Escolarización.

Los programas complementarios de escolarización empiezan en el curso 1999-2000, bajo el Decreto 118/1998, sustituyendo a los antiguos Programas de Educación Compensatoria. Estos programas tuvieron la intención de adaptar a la nueva estructura escolar propuesta por la LOGSE, implantando la Enseñanza Secundaria Obligatoria hasta los 16 años.
Dentro de este marco normativo, han resultado unos programas que han hecho que los alumnos/as progresen dentro de las competencias básicas de la escolaridad obligatoria, además de mantener una relación con el centro de origen, que en muchos casos resulta sanadora, ya que se le permite ofrecer una nueva situación a los centros que les derivan a estos programas.

Así desde el inicio de estos programas se puede comprobar que velan por el doble interés de mantener el derecho a la educación de los jóvenes pueden estar abocados a un abandono escolar prematuro, a la vez que cuidan por las necesidades de ajuste personal y social.

A lo largo de los años hemos desarrollado un programa que da una respuesta extrema a los alumnos y alumnas que ya han probado otras medidas de atención a la diversidad, tal como nos indica la Dirección de Innovación Educativa del Departamento: ”Hay que destacar que se trata de una vía excepcional y, por lo tanto, de aplicación muy restrictiva, por lo que es necesario establecer directrices, para que la aplicación de esta medida mantenga su carácter de excepcionalidad, una vez que se han activado todas las medidas disponibles en el centro educativo, ya sean éstas de carácter ordinario o extraordinario, antes de tomar decisiones relacionadas con la incorporación a un Programa Complementario de Escolarización.”

El proyecto Socioeducativo del Centro Educativo San Mamés está basado en varios pilares:

Propuesta de Proyectos Integrados de Aprendizaje. Buscamos proponer un aprendizaje más motivador y acorde con la forma de procesar la información de nuestro alumnado. Por tanto ha de ser un aprendizaje más inductivo que deductivo, tiene que ser real y cercano y significativo. Nosotros elegimos proyectos centrados en un trabajo de taller, realización de un máquina a vapor en miniatura, realización de un menú escolar, …, a partir de este objetivo individual o colectivo, ponemos en marcha todos los trabajos relacionados con este proyecto, independientemente de la asignatura que sean; podemos leer la historia de la máquina de vapor, aprender cómo se mide la presión, dibujar los planos,..., copiar las recetas de cocina, aprender el despiece de los animales, calcular las cantidades necesarias,... Un centro de interés nos catapulta a nuevos aprendizajes, en algunos casos fáciles de conseguir en otros imposibles si no es con al ayuda de grupo y el profesor.

Relación cercana y continua del Tutor. La historia de estos alumnos con los adultos, en muchos casos ha sido una historia de desencuentros, y también con las figuras de autoridad de la escuela. Por ello es necesario cambiar la figura de autoridad, basada en la posibilidad de aprendizajes nuevos, tanto escolares como personales. Para ellos es muy importante la convivencia, es estar ahí, aunque en ocasiones no sea demandada la presencia, se está, nos convertimos en compañeros de viaje en los proyectos, poco a poco esta relación se va transformando.

Centro como Referencia. En la medida que esta relación va cambiando, la relación con el centro va cambiando, convirtiéndose en un lugar con el que se puede vincular, pues su interés hacia el alumno/a va más allá de una propuesta de aprendizaje, basada en saberes curriculares, para convertirse en un centro que se preocupa por el crecimiento personal de alumnado. Y esto con sus idas y venidas, con sus tiras y aflojas, con momentos buenos y malos, el alumnado lo va notando. De esta manera el Centro se convierte en un lugar de acogida y referencia para el alumno/a, que una vez acabado su proceso, vuelve para comentar decisiones, consultar dudas, compartir momentos, en definitiva, referenciar su vida.

Evaluación como propuesta de mejora. El significado que una gran mayoría de alumnos y alumnas tienen de la palabra evaluación, se acerca a un proceso que nos dice lo que no somos capaces de hacer, que nos cataloga como malos estudiantes y en la que se basan para tomar decisiones que les excluyen de los procesos normales de aprendizaje, que les significa como diferentes respecto a sus compañeros/as. Sin embargo la evaluación es una parte importante del proceso de enseñanza aprendizaje, es el proceso que nos dice lo que estamos haciendo bien y qué tenemos que cambiar para conseguir los objetivos que nos hemos propuesto. Este es un proceso que tenemos que hacer y que viene rodado con los Proyectos Integrados de Aprendizaje, pues todos ellos tienen sus propuestas de evaluación, útiles y necesarias para llevar adelante el proyecto.

En estos dos últimos cursos hemos llevado adelante el proyecto Bideratuz, tal como lo describe el Consorcio de Educación Compensatoria de Bizkaia, es una reserva de diez plazas específicas para alumnado con trastornos graves de conducta derivados de un problema de salud mental. Se trata de, aprovechando el nivel de exigencia curricular en que se basan estos programas cuyo punto de partida es el nivel curricular real del alumno/a, la metodología inductiva y participativa basada en la práctica del taller y la atención más personalizada, introducir e integrar en el programa la atención a la salud mental de aquellos alumnos/as que lo requieran, introduciendo la intervención terapéutica, tanto individual como grupal, creando así un programa de atención integral socio-educativo-sanitaria.

Este programa dispone de un psicoterapeuta especializado en adolescentes y un Trapeuta ocupacional. Nuestras intuiciones desde el principio del porgrama Bideratuz, respaldadas por la experiencia de los años, ha sido construir un Programa Educativo Terapéutico, del que se beneficien los 90 alumnos y alumnas del Centro. Así nos hemos planteado sino será la articulación de un espacio híbrido educativo terapeútico una condición de posibilidad para que pueda darse un auténtico proceso de enseñanza aprendizaje con el perfil de alumnado de Complementaria.

Y es que, si dibujamos un perfil tipo de alumno o alumna de este tipo de programas podremos establecer las dificultades en relación a las figuras de apego, ya en edades tempranas, como factor común a no pocos de estos alumnos y alumnas. Esta circunstancia muy probablemente se halle en la base de no pocos diagnósticos de TDAH, de problemas en la vinculación con los centros, de los conflictos con la autoridad, casos de violencia entre iguales, consumo de sustancias,... ya que en todas estas situaciones se expresa un malestar de manera conductual en los contexto s donde principalmente transcurre la vida de estos niños/as y adolescentes como son la escuela y la familia.

Nuestra intuición es que si logramos integrar los polos educativo y terapeútico dentro de la labor cotidiana del Centro a través de un equipo multidisciplinar que genere una cultura en base a estas claves, lograremos una reducción efectiva de los índices de absentismo, una mayor satisfacción con lo formativo y un aumento en los índices de personas que continúan sus procesos formativos. En este sentido, creemos que es importante valorar y validar a la escuela como importantísimo espacio para la Salud Mental. Encontramos una respuesta en el trabajo desarrollado por Enric Bolea[5] para alumnado con dificultades de regulación del comportamiento, en el cual apuesta por la labor de la escuela a favor de la salud mental del alumnado y de la importancia de integrar espacios psicosociales para enriquecer la acción educativa.
Este autor hace una apuesta decidida por la escuela como espacio de encuentro entre diferentes (profesorado, alumnado y familias) y de gestión de la convivencia con una mirada puesta en el alumnado con dificultades de regulación del comportamiento, entendiendo éstas como dificultades a abordar por el propio centro educativo en su conjunto.

Para ello es necesario entender el centro como una poderosa herramienta de socialización, desde parte el trabajo coordinado entre profesionales especializados de la salud mental, profesorado y familias que posibilite entender este tipo de comportamiento como una puerta de
entrada a lo que el alumno o alumna están expresando y demandando.

El potencial de esta integración entre lo educativo y lo psicoterapeútico sienta su base en la capacidad de generar un mayor nivel de coherencia en las intervenciones y de poder afinar y contrastar mejor las propuestas de intervención con cada alumno y alumna. De este modo, ambos polos de la intervención se ven potenciados: el espacio educativo aumenta en eficacia en la medida en que pueden realizarse intervenciones atendiendo al sentido del comportamiento que se está dando en el contexto de clase o del taller, y el terapeútico se enriquece en el sentido en que toda situación que se de en el centro es susceptible de ser acompañada y contrastada para ser leída en términos de crecimiento personal, incorporando además las percpeciones del profesorado, la propia percepción de los comportamientos en la vida del centro, etc...

Esta modalidad de “espacios híbridos” de intervención nos ha permitido encuadrar de forma más efectiva el acompañamiento del adolescente.

Creemos que existe además un acomodo teórico y práctico dentro del denominado “espacio sociosanitario” donde podamos asistir a la salud mental del colectivo adolescente dentro de espacios que habitualmente correspondían al mundo educativo.
A la hora de entender los diferentes sistemas que configuran nuestro Estado de Bienestar, y a pesar de que las políticas son sectoriales y universales, cada sistema se encarga de un bien. Así pues, el sistema sanitario se encarga de la salud, el sistema educativo del aprendizaje, la política laboral del empleo, el departamento de vivienda del alojamiento, las políticas sociales se encargan de la interacción entre la autonomía funcional y la integración relacional (según el planteamiento de F. Fantova)...
Este sistema sectorial nos ha permitido generar recursos de asistencia a la ciudadanía especializados y de calidad, pero encuentra dificultades a la hora de abordar situaciones complejas, sobre todo en relación a aquellos perfiles de personas más vulnerables. Así que en
no pocas ocasiones son los sistemas sociales los que entran en diálogo con los demás sistemas para tejer una red de protección, generando así espacios híbridos de los que hablábamos más arriba y que configuran nuevos espacios: el espacio sociosanitario, el socioeducativo, el sociojurídico...
Desde esta clave de integración de sistemas encuadramos en la actualidad el Centro Educativo Terapeútico San Mamés.
Dando un paso más en esta reflexión, y tras la experiencia adquirida en estos años, quizá podamos sistematizar algunas claves que hemos ido descubriendo en el día a día y que nos inducen a pensar que quizá nuestro modelo es replicable y escalable dentro de la propia propuesta educativa reglada de Secundaria. 

El abordaje es "ecológico " y multinivel. En relación al punto anterior, entendemos la intervención a diferentes niveles: con el alumnado, sus familias, y con la red de interventores que operan con el o la adolescente. En este sentido, creemos que la potencialidad de un centro educativo/terapeútico se halla en la intervención multinivel. La realidad del alumnado vulnerable justifica una intervención integral efectiva entre agentes, de modo que podamos construir hipótesis compartidas comunes que puedan afinarse en el tiempo.

Un centro que trabaja en red. La mayor dificultad en este sentido la hemos encontrado en el
trabajo conjunto con otros interventores. Desde ahí cree mos que sería bueno profundizar en este trabajo conjunto. Más abajo planteamos una reflexión sobre el trabajo en red que queremos trasladar a su vez al a las instituciones, desde la trascendencia que tienen para operativizar programas de trabajo en red que aumenten el nivel de eficacia en el abordaje con perfiles vulnerables de alumnado como los que tenemos.

Un centro que trabaja con las familias. La casuística que encontramos en el centro tiene un
claro transfondo familiar. Creemos de hecho, desde una perspectiva relacional de la salud mental, que es en el marco de las relaciones en la familia desde donde son gestados no pocas dificultades relacionadas con el TDAH, absentismo, comportamientos disruptivos... Desde esta
clave de interpretación hemos apostado por una modalidad de intervención donde el trabajo familiar tiene un especial relevancia; así pues el trabajo en terapia familiar, las citas terapeúticas con los padres y madres, las citas conjutnas entre tutor, terapeuta y familia, así como el grupo de padres y madres han complementado y optimizado la labor educativo/terapeútica, convirtiendo al propio centro en un espacio de trabajo familiar. Así pues, convertimos el espacio del centro en un espacio cuyos protagonistas no son solamente los alumnos y alumnas. Para que este proceso de “abrir hueco a la palabra” fructifique es absolutamente necesaria la implicación de las familias y el trabajo con las mismas en tanto en cuanto fuera posible, desde la redefinición de los comportamientos adolescentes y la atribución del significado que se les otorga.

Los “espacios blandos” transversales. Entendiendo el centro como un espacio en el que todo lo que sucede es “material de trabajo”, donde cualquier conducta puede profundizarse a diferentes niveles, podemos encontrar a alumnos que participan directamente de procesos terapeúticos, otros más que participan de actividades puntuales como talleres, u otros en cuyo
caso la intervención puntual de un profesional del centro le proporciona un “espacio blando” donde el alumno/a pueda dedicar un tiempo a elaborar, a pensar, a profundizar sobre lo que le está pasando.

Los procesos de acompañamiento son a medio plazo. En el trabajo terapeútico con adolescentes con los perfiles que presentan el tiempo es una clave fundamental para cultivar el
vínculo, desarrollar aspectos madurativos, que puedan experimentar la permanencia de figuras
adultas de referencia... Creemos que la duración de un centro eficaz debiera de ser largo, y que cubriera toda la etapa adolescente del alumno/a, como podría corresponderse con los años de la educación secundaria obligatoria.

Un centro de referencia que motiva la asistencia  del alumnado. En este sentido, creemos
que un centro de estas características puede proporcionar a adolescentes con problemas en sus relaciones de apego, fomentar un espacio de referencia donde vincularse de otro modo con
personas adultas acompañantes en sus procesos de formación y adultez. Como conlcusión a un centro que trabaja con las familias, que interviene en red, que escucha las dificultades del alumnado, que le ofrece diferentes modos de vinculación... ¿no podríamos acercarnos a ser un
centro que termine con el problema del absentismo escolar?


Esto ha querido ser el relato de nuestra práctica y reflexiones, desde la experiencia de trabajo concreta que estamos llevando a cabo en nuestro centro. Es una experiencia que tenemos que ir trabajando y afianzando, aún así hemos querido compartir la experiencia con otros centros preocupados por el acompañamiento integral del alumnado.



[1] Alumnado con dificultades de regulación del comportamiento.Escuela inclusiva: Alumnos distintos pero no diferentes (Vol.II) Secundaria Secundaria Enric Bolea Adela Gallardo Editorial Graó 

[2] Ubieto,J.R. (2002) " Los trastornos disociales en la Infancia y Adolescencia: nuevas patologías o nuevas respuestas?”. Full Informatiu COPC.Núm. Diciembre. Barcelona

[3] Longás, J., Riera, J.”Fracaso escolar y tránsito de los jóvenes hacia la vida adulta.” en Educación Social, nº 49, p145 p160.

[4] Bolivar, A. “La educación secundaria obligatoria en España. En la búsqueda de una inestable identidad“ en REICE-Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en educación 2004, Vol 2. Nº 1.

[5]  “Alumnado con dificultades de regulación del comportamiento” Enric Bolea y Adela Gallardo. Colección Escuela Inclusiva. Ed. Grao. 2012.

El lugar de la experiencia cultural. D.W. Winnicott.



En un capítulo de su libro Realidad y Juego, D.W. Winnicott renombrado psicoanalista inglés, reflexiona y nos transmite sus experiencias en torno a la ubicación de la experiencia cultura.


Por una parte completa una cita suya en una reunión de psicoanalistas en la que afirmó:
“En su topografía de la mente, Freud no reservó un lugar para la experiencia de las cosas culturales. Asignó un nuevo valor a la realidad psíquica interna, y de ello nació un nuevo valor para cosas real y verdaderamente exteriores. Usó la palabra “sublimación” para indicar el camino hacia un lugar en que la experiencia cultural adquiere sentido, pero quizá no llegó tan lejos como para decirnos en que parte de la mente se encuentra esa experiencia.”

Por otro lado el autor usa también una cita de Tagore “en la playa de interminables mundos los niños juegan” dándole un significado de playa como frontera, lugar de interrelación entre el mar y la tierra, y en ella se juega, se crea, se construye y reconstruye,…

Este autor, en otros capítulos de este libro nos ha hablado del juego como la actividad (primera) del niño (y adulto) de crear, imaginar, dar sentido al objeto, por tanto de reconocer el objeto (no-yo), reconocerse a sí mismo, y poder abstraerlo y por tanto de alguna forma inmaterial poseerlo, aunque éste esté lejos.
Da gran importancia al objeto transicional, como paso de la dependencia absoluta de la madre (Winnicott llega a decir que el bebé no existe diferenciado de su madre) a la formación de una estructura personal autónoma.

Más adelante el autor muestra en este capítulo una demanda al psicoanálisis de la necesidad de estudiar la vida, la vida sana, ya que parece estar centrado en la enfermedad y para sanar hay que ofrecer una vida, sobre todo a los pacientes que deliberan entre la vida y la muerte. Pues cree que vivir no es cualquier cosa y  que los analistas estarían en capacidad de decir una palabra en torno a lo que es la vida.

Winnicott afirma que el objeto se constituye en un símbolo (más a delante el artefacto que diría M.Cole) entre el niño y la madre, y que la salud psíquica se va construyendo en una zona de separación de la madre, en lo que ésta no llega a desaparecer tanto tiempo como para causar una pérdida irreparable, sino que el niño tiene la capacidad para continuar la relación y no como en casos que el tiempo es tal que causa en el niño un sensación de muerte y por tanto tiene que reconstruir la relación.

El primer caso (la separación no superior a un tiempo) prueba para Winnicott la existencia de un sistema de memoria y una organización de recuerdos (símbolos), un lugar en el que la separación de la madre es una forma de unión.
Esto pertenece a la experiencia; la experiencia de relación con los objetos:







Winnicott usa la expresión: “experiencia cultural” como una ampliación de la idea de los fenómenos transicionales y del juego. Para el autor la cultura es un juego entre la aceptación de la tradición y la construcción de novedades,…, lo mismo que significa el juego con el objeto transicional, reconstruir a la madre y jugar, imaginar, desear,….

Tesis principal de Winnicott en este capítulo:
  1. El lugar de ubicación de la experiencia cultural es el espacio potencial que existe entre el individuo y el ambiente (al principio objeto). La experiencia cultural comienza con el vivir creador, cuya primera manifestación es el juego.
  2. En cada individuo la utilización de dicho espacio la determinan las experiencias vitales que surgen en las primeras etapas de la existencia.
  3. Desde el principio el bebe vive experiencias de máxima intensidad en espacio potencial que existe entre el objeto subjetivo y el objeto percibido en forma objetiva, entre las extensiones del yo y el no-yo. Este espacio se encuentra en el juego recíproco entre el no existir otra cosa que yo y el existir de objetos fenómenos fuera del control omnipotente.
  4. Todos los bebés tienen en dicho espacio sus propias experiencias favorables o desfavorables. La dependencia es máxima. El espacio potencial se da sólo en relación con un sentimiento de confianza por parte del bebé, es decir, de confianza vinculada con la confiabilidad de la figura materna o de los elementos ambientales, siendo la confianza la prueba de la confiabilidad que comienza a ser introyectada.
  5. Para estudiar el juego y después la vida cultural del individuo es preciso examinar el destino potencial que hay entre el bebé cualquiera y la figura materna humana (y por tanto falible), que en esencia es adaptativa debido al amor.

Winnicott dice que este espacio potencial puede llegar ,o no, a destacarse como zona vital mental de la persona en desarrollo.

El niño si se le ofrece la posibilidad juega con un objeto antes poseído. Pero si no se le da esa oportunidad, no existe entonces zona alguna en la cual pueda jugar o tener experiencias culturales; se sigue de ello que no hay vínculos con la herencia cultural y que no se producirá una contribución al acervo cultural.

El niño privado es inquieto e incapaz de jugar, posee una capacidad empobrecida para la experiencia en el terreno cultural.

La falta de confiabilidad o perdida del objeto significa para el niño la perdida de la zona de juego, y la del símbolo significativo.

El niño “sano” llena este espacio de los productos de la imaginación creadora,…, el niño no-sano se queda vacío o se llena por lo que le inyecta en el alguien que no es el mismo, que se convierte en material persecutorio, pues se rechaza (instinto de protección, de defensa).

En la reconstrucción de este espacio la llave de entrada es la confianza; “la capacidad para formar imágenes y usarlas de manera constructiva, por recombinación de nuevas figuras, depende de la capacidad del individuo para confiar.

viernes, 19 de junio de 2015

las oportunidades educativas de los niños y niñas vascos están todavía muy determinadas por la capacidad económica de sus familias

http://www.zerbitzuan.net/documentos/zerbitzuan/Pobreza%20infantil%20Euskadi.pdf

Respecto al sistema educativo, se alerta sobre un cierto retroceso en la capacidad inclusiva de la escuela vasca, desde el punto de vista al menos de que no garantiza por igual a todo el alumnado algunas competencias y conocimientos básicos, como los idiomas, para su futura inclusión laboral. Desde ese punto de vista, y a pesar del esfuerzo realizado por el sistema educativo para garantizar una mayor capacidad de inclusión, parece obvio que las oportunidades educativas de los niños y niñas vascos están todavía muy determinadas por la capacidad económica de sus familias.
Además, si bien se ha mantenido en lo esencial el núcleo de la oferta educativa pública, gratuita y de
calidad, también es cierto que el recorte en numerosos servicios y programas que cabe considerar
compensatorios –y que venían precisamente a paliar
las desventajas del alumnado más afectado por las desigualdades socioeconómicas– incide directamente en la capacidad inclusiva de la escuela vasca.

Respecto a el papel de la escuela en el abordaje de la pobreza infantil, Las investigaciones disponibles dejan clara la importancia del origen socioeconómico de los niños y niñas en su rendimiento académico y su itinerario educativo. Sin embargo, no es posible establecer una relación causal entre la pobreza y el fracaso escolar, al menos en nuestro contexto más cercano, y muchas investigaciones apuntan a la necesidad de reforzar los contextos educativos familiares, así como de incrementar las expectativas que tanto los/as niños/as pobres como sus progenitores tienen en relación al sistema educativo. Resulta obvio, en cualquier caso, que el sistema educativo tiene también un papel esencial que jugar en este ámbito, contrarrestando el impacto de la desigualdad en los contextos familiares, incrementando el gasto orientado al alumnado más desfavorecido y reforzando los apoyos escolares específicamente orientados a estos alumnos. Desde ese punto de vista, y como ponen de manifiesto los estudios realizados en la CAPV, está demostrado que los centros pueden ser capaces de superar, con su acción educativa, las características socioeconómicas y culturales de su alumnado.